Conoce las pruebas realizadas por PCA Lab
Para probar las
placas, contamos con un flamante
procesador Intel Core i7 3770K Ivy Bridge, así como un
disco duro SSD SanDisk Extreme de 240 Gbytes, dos
módulos de memoria Kingston HyperX DDR3-2000,
un ventilador de Intel por aire y un monitor de 19’’ con entrada HDMI a
la que conectamos la salida HDMI de las placas, ya que, en este caso,
usamos los gráficos integrados para las pruebas en vez de una gráfica
dedicada. Atendiendo a las premisas de Intel, los gráficos integrados
han mejorado notablemente respecto a la generación anterior, y merece la
pena darles una oportunidad.
En estas placas, la configuración habitual pasa por cuatro
ranuras de memoria DDR3, que, gracias al nuevo
controlador de memoria de Ivy Bridge, permite usar módulos de hasta 2.800 MHz e incluso 3.000 MHz. Los puertos
USB 3.0 son tanto responsabilidad del
chipset Intel Z77 como de otros fabricantes que fabrican controladoras alternativas.
De este modo, se pueden integrar más puertos de este tipo. Con los
puertos SATA pasa otro tanto de lo mismo. Intel ofrece
SATA 6 Gbps
en el chipset, pero, en el total de conexiones, las de Intel suelen ser
solo dos, y el resto son responsabilidad de otros fabricantes. Eso sí,
tecnologías como
Smart Response dependen del mismo, así
que tendrás que identificar claramente los SATA para hacer un correcto
uso de las diferentes tecnologías que ofrece la placa.
Cinebench pone al procesador al máximo
rendimiento y mide la potencia de cálculo tanto en aplicaciones
multinúcleo como en aquellas con un único core
Qué aspectos valoramos
Las placas base son productos
muy complejos. Ya no solo se trata del soporte para el procesador y la
memoria. Desde la placa base, se controlan todas las entradas y salidas,
el
overclocking,
el nivel de trabajo del ventilador, o incluso el tráfico de red o el
rendimiento de los sistemas de almacenamiento. De todos modos, es
necesario pasar pruebas de rendimiento para detectar posibles fallos más
que para detectar diferencias significativas; al menos sin
overclocking.
Hoy en día, la norma es usar componentes de calidad, así como
reguladores de voltaje digitales que cada fabricante aprovecha de un modo diferente, pero que, en conjunto, dan una idea de consistencia generacional. Las
fases de potencia,
sean más o menos, ayudan a que el sistema funcione de un modo más
eficiente, pero, en cuanto tocas algún parámetro de rendimiento, la
gestión de fases
se desactiva y todas funcionan en todo momento, por ejemplo. Los
componentes de potencia disipan menos calor, y eso se refleja en equipos
más fríos. La parte más caliente a veces son los chips de las redes de
comunicaciones o los controladores de disco, y ya no las etapas de
potencia.
Para medir el rendimiento, usamos
PCMark 07, por un lado,
Cinebench R11.5, por otro, y
Kribibench y x264HD v4.0.
Son pruebas que permiten detectar un correcto funcionamiento del
procesador, la memoria y el almacenamiento. Medimos el consumo del
sistema y la temperatura en algunas zonas clave, como los disipadores de
las etapas de potencia de la placa o los del chipset. En otro orden de
cosas, el software y aplicaciones incluidas tienen relevancia, así como
la
BIOS y su interfaz que ahora es ya interactiva y con
interfaz gráfica de usuario.
Con PCMark 07, analizamos el rendimiento del equipo desde una perspectiva global, tanto en multimedia como en procesamiento y almacenamiento
Las características técnicas suman, pero recuerda que no siempre
necesitas la placa que lo tenga absolutamente todo. Analizar los
resultados no siempre es sencillo en un componente donde intervienen
tantos elementos. Por ejemplo, las diferencias en las medidas de
potencia consumidas son apreciables en algunas circunstancias, pero no
es fácil interpretar el motivo.
La presencia de más chips, o la
eficiencia de las etapas de potencia y regulación de voltaje es una
posible causa, pero no tenemos los datos del consumo de todos y cada uno
de los chips. Por tanto, llamamos
etapas de potencia a
las que se encargan de convertir los voltajes que provienen de la
fuente (+12 V, +3 V) a los que usa el procesador, tanto a escala de CPU
como GPU o controlador de memoria, donde se manejan decenas de amperios y
decenas de vatios.
Placas base para Ivy Bridge analizadas
Fabricante: ASRock
/ Precio: 369€
La apariencia de la placa de ASRock está realmente cuidada, con
un acabado y construcción de buena factura y una disposición de los
componentes aprovechada
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Fabricante: Asus
/ Precio: 399€
En un formato Extended ATX, mayor que el ATX convencional, Asus
ha conseguido empaquetar el máximo nivel de tecnología posible, por lo
que a este modelo no le falta prácticamente de nada
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Fabricante: Gigabyte
/ Precio: 228€
Esta placa destaca por la integración de tecnologías de gran
calado, como el uso de módulos reguladores de voltaje (VRM) con
modulación por pulsos (PWM)
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Fabricante: Intel
/ Precio: 274€
Intel no se identifica con placas base para entusiastas, pero lo cierto es que, además de
procesadores, también ofrece a los usuarios placas base con cada nueva generación tecnológica
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Fabricante: MSI
/ Precio: 179,95€
La placa de MSI no es la más completa en cuanto a conectividad o
especificaciones, pero, en las pruebas, se ha mostrado como una de las
más destacadas del mercado en cuanto a comportamiento
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Fabricante: Zotac
/ Precio: 145€
Quienes busquen un equipo de salón con un tamaño mínimo, pero con
un rendimiento elevado, tienen en esta propuesta, atípica dentro del
repertorio de opciones con chipset Intel Z77, una solución imbatible
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La opinión de PCActual: Un rendimiento escalable
Los procesadores
Ivy Bridge son la máxima expresión de rendimiento y eficiencia en el mundo PC, con el permiso de
AMD que juega muy bien la baza de la calidad/precio/rendimiento, pero sin destacar en ningún apartado por separado.
Ivy Bridge, sin embargo, sí es un buen escaparate tecnológico que muestra lo que un ordenador puede dar de sí a día de hoy.
Por supuesto, siempre sobre una placa base que esté a la altura de las circunstancias. Este es el caso de las
placas con chipset Intel Z77, el más completo de la serie 7 de chipsets que incluyen
USB 3.0 nativo, al fin, junto con
PCI Express 3.0
y con mejoras en la tecnología de fabricación del propio chip. Además,
las tecnologías avanzadas también se usan para la gestión de los
voltajes y corrientes que se entregan a la CPU, con un uso generalizado
de componentes digitales y gestión modular por fases.
Asus destaca por la posibilidad de definir qué nivel de potencia se quiere configurar en la CPU, mientras que
Gigabyte o
MSI
lo hacen por la calidad y diseño de las etapas de potencia y regulación
de voltaje más que por las posibilidades de configuración que ponen a
disposición de los usuarios. Cada placa tiene su propia identidad, desde
ASRock con sus
tecnologías XFast (LAN, RAM o USB) hasta
Zotac con el
formato mini-ITX, pasando por
Asus con todo el repertorio de tecnologías para
overclocking y conectividad,
Gigabyte y la
ranura mSATA para discos SSD aceleradores,
MSI con
OC Genie para un
overclocking muy sencillo, o
Intel como escaparate de sus tecnologías
Smart. Al final, muchas de las características tecnológicas dependen más de la plataforma desarrollada por
Intel que de los desarrollos de los fabricantes, aunque sí que hay diferencias en el modo de acabar los productos.
Cada placa tiene su audiencia.
Asus tiene un producto muy logrado para entusiastas, del mismo modo que
ASRock, aunque para
gaming extremo, ofrece hasta
QUAD SLI o
CrossFire, mientras que el primero se queda en un máximo de tres tarjetas. Sin embargo, éste permite usar
refrigeración por agua de forma nativa. Son aspectos que hay que considerar en cada caso para realizar la mejor elección.
MSI tiene en su propuesta una de las más eficientes y amigables para usuarios medios. Con un
overclocking muy sencillo y una eficiencia muy lograda.
Gigabyte está en un punto intermedio, con una solución más completa gracias a su módulo
WiFi más BT, pero con un comportamiento menos noble de cara a usuarios poco duchos en tecnología.
Intel tiene un producto equilibrado, pero sin destacar en ningún apartado concreto, mientras que
Zotac es perfecto para escenarios multimedia
Home Theatre HTPC.
En definitiva, tú decides. Las opciones son correctas como mínimo y
excelentes según cada caso concreto y apartados específicos que
examines.
Lo mejor: Consumo y conectividad
Las
placas Z77
contemplan USB 3.0 nativo y conectividad SATA 6 Gbps de forma
generalizada, lo que simplifica el diseño de las mismas. Además, se ha
mejorado la gestión de la energía en la placa con tecnología de fases y
reguladores de voltaje digitales de gran eficiencia. El audio es de muy
elevada calidad y hay formatos para todas las necesidades, desde
mini-ITX hasta
Extended ATX.
Lo peor: Sin mSATA ni Thunderbolt
De momento, ni rastro de
Thunderbolt,
aunque ya hay algunas placas que lo integran, pero debería ser una
conectividad implementada de serie en todos los modelos al mismo nivel
que
USB 3.0. Por otro lado, la opción
mSATA tampoco está muy extendida, aunque es de mucha utilidad ahora que empiezan a comercializarse unidades
mSATA a precios asequibles. Y, como siempre, el precio es una variable que se dispara para los modelos más avanzados.

Fuente:
http://www.pcactual.com/